
Duermes en mí
porque la noche sólo existe
derramada para nosotros
en su fuego de astros.
Te haces de mi sangre,
me respiras
al contacto de mi piel,
y cálida, tibia,
deseosa sólo de mi roce,
eres sendero en el sueño
y una mirada limpia en la mañana.
Entonces puedo desnudarte el alma
en la humedad del río en que navego
y dejarte silenciosa,
en esa hora de magia
que a veces trae la brisa
al adentrarse en nuestro cuarto
como en un vuelo de pájaros del bosque
y en el sabor todavía fresco
de un placer cumplido.

porque la noche sólo existe
derramada para nosotros
en su fuego de astros.
Te haces de mi sangre,
me respiras
al contacto de mi piel,
y cálida, tibia,
deseosa sólo de mi roce,
eres sendero en el sueño
y una mirada limpia en la mañana.
Entonces puedo desnudarte el alma
en la humedad del río en que navego
y dejarte silenciosa,
en esa hora de magia
que a veces trae la brisa
al adentrarse en nuestro cuarto
como en un vuelo de pájaros del bosque
y en el sabor todavía fresco
de un placer cumplido.
